Uno de mis pequeños placeres culpables (si es que se le
puede llamar así) es la lectura de novelas impropias de mi edad y mi bagaje
literario, las consideradas dentro de la “literatura juvenil”. Y en esa
categoría me atraen especialmente las que se escriben para chicas,
protagonizadas por niñas torpes-pero-encantadoras inmersas en apasionados
triángulos amorosos. Ignoro si es porque aun, en el fondo, soy una jovenzuela,
y me encuentro con un pie dentro de esa área de público al que se dirigen, o
porque siento una fascinación especial por esas lecturas que son, de estúpidas,
casi insultantes.
A raíz de la publicación de los posters
de la película Los juegos del hambre
recuerdo que tenía pendiente terminarme una de esas trilogías que abandoné un
día que no tenía el cuerpo para tonterías. Ahora sí que debo tenerlo, porque
retomé la lectura del tercer tomo, el más insufrible de todos ellos (como manda
el canon).
Antes de empezar, ¿de qué saga estamos hablando?
Es la hora. Ya no hay vuelta atrás.
Los juegos van a comenzar. Los tributos deben salir a la Arena y luchar por
sobrevivir. Ganar significa Fama y
riqueza, perder significa la muerte segura... ¡Que empiecen los Septuagésimo
Cuartos Juegos del Hambre!
Un pasado de guerras ha dejado los 12 distritos que dividen Panem bajo el poder tiránico del “Capitolio”. Sin libertad y en la pobreza, nadie puede salir de los límites de su distrito. Sólo una chica de 16 años, Katniss Everdeen, osa desafiar las normas para conseguir comida. Sus prinicipios se pondrán a prueba con “Los juegos del hambre”, espectáculo televisado que el Capitolio organiza para humillar a la población. Cada año, 2 representantes de cada distrito serán obligados a subsistir en un medio hostil y luchar a muerte entre ellos hasta que quede un solo superviviente. Cuando su hermana pequeña es elegida para participar, Katniss no duda en ocupar su lugar, decidida a demostrar con su actitud firme y decidida, que aún en las situaciones más desesperadas hay lugar para el amor y el respeto.
Suena interesante ¿eh? ¡Y si no hubiera leído antes Battle
Royale sonaría hasta original! Tras un intenso ejercicio de apertura de
mente, acabo "Los juegos del hambre" con mejor opinión de la que creí
que tendría. Resulta que el libro de Suzanne Collins es interesante, y
adictivo. Muy adictivo. Pero claro, no podía ser de otra forma estando basado
en la fórmula de "Battle Royale".
Pero
también es muy light, y desaprovechado, porque cuando es patente de qué pie
cojea esta obra (su orientación a un público juvenil) ya ves venir el final. Sin
embargo, no deja de ser notable el intento de la autora de desmarcarse de las
típicas novelas rosas creando un personaje femenino poderoso e independiente.
Es una pena que no lo consiga del todo, pues son demasiadas las irónicas
escenas en las que el chico de turno adopta una actitud protectora para con una
chica que ha demostrado arreglárselas muy bien solita. Es más, la mayor parte
del tiempo son ellos quienes parecen necesitar la protección de Katniss.
Sin
embargo, creo que lo que más me atrajo fue la parte de Ciencia ficción pura y
dura, como la extravagante gente del Capitolio, y la crítica social implícita
en la presentación de los Juegos del Hambre como un Reality Show y todo lo que
ello conlleva: la búsqueda del favor del público, o la idea del enfrentamiento
entre los jóvenes que entrenan para competir desde pequeños y aquellos que
entran al juego obligados.
Suzanne
Collins podía haber intentado hacer algo distinto, pero cae en todos los
tópicos del género. Y es una pena, porque la fórmula del Battle Royale podía dar
mucho de sí.
Y las siguientes partes, más de lo mismo:
En En llamas, la segunda parte de Los juegos del hambre, me encontré con que los defectos que ya tenía el primer libro (provocados por lo limitado de la autora, y el lastre de ser literatura juvenil) se habían acentuado, haciéndose la lectura bastante pesada durante más de la mitad del libro. Hasta que Collins no vuelve a la fórmula que tan bien le funcionó en la primera parte (¡y de qué manera, me maravilló la idea del reloj!) no me enganché. Me encantaron todos los acontecimientos que se suceden in crescendo a partir de ese momento, y el final, sublime. (Aunque a mí no me pareció nada sorprendente, lo vi venir muchísimo antes.) Esto es, lo que para mí, salvaba el libro. Todo lo demás, morralla prescindible.
Aunque no tenía grandes expectativas con esta tercera parte, pensé que quizá se repetiría el "milagro" de la segunda parte, dándonos a los lectores un último tercio interesante. ¡Qué equivocada estaba! Posibilidades había, sin embargo, pues la estructura del segundo y tercer libro es muy similar.
Grosso modo, podríamos dividir el libro en tres partes: la
mal llevada trama amorosa, la mal escrita trama político-militar que interrumpe
brevemente la amorosa, y el bochornoso epílogo, digno de J.K.Rowling. Qué mal
se trata a los lectores jóvenes…
Y a partir de aquí, Spoilers:
¿Qué es, en resumen? Un despropósito. La sensación que se te queda es: ¿qué más da, si es para quinceañeros, y esos se lo tragan todo?
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