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jueves, 27 de octubre de 2011

Todas las familias infelices


"Todas las familias felices se parecen entre sí; pero las que son desgraciadas lo son cada una a su manera”

Ana Karenina, Leon Tolstoi

Últimamente he leído tantas sagas familiares (y variantes) que podría escribir un tratado sobre ellas. Cabeza de perro, de Morten Randstand, ha sido la más reciente, y una de las más interesantes.
 
Esta divertida y originalísima novela sobre una saga familiar escandinava constituyó el acontecimiento editorial del año 2005 en Dinamarca, donde además de obtener un notable éxito de público fue galardonada con los premios más importantes, entre ellos Autor del año, Libro del Año y el Golden Laurel, concedido por los libreros de aquel país.
Después de pasar unos años en Ámsterdam intentando abrirse camino como pintor, Asger regresa a Dinamarca para despedirse de su abuela Bjork, que está a punto de morir. De esta manera, el joven se convierte en depositario y narrador de la riquísima historia familiar de los Eriksson, un mosaico de relatos que se extienden desde los años treinta del siglo pasado hasta el presente. Así pues, la hisotira de este curioso clan de personajes de marcado carácter y espíritu desinhibido comienza en una llanura helada de Alemania oriental, en marzo de 1944, cuando Askild Eriksson, abuelo del narrador, ingeniero naval y contrabandista, logra escapar del campo de concentración de Sachsenhausen, eposidio que marcará de tal forma su vida que proyectará sobre la familia una sombra de remordimiento y culpa que, por otra parte, no hará mella en la exuberante vitalidad.
Con una voz cautivadora que aúna lo tierno y lo grotesco, Morten Ramsland  mantiene con pulso firme el trepidante ritmo de la narración, cautivando al lector con una sucesión de episodios disparatados que van conformando un soberbio fresco sobre el devenir de una familia, y de un país, en el marco de la historia reciente del norte de Europa.
En primer lugar, yo matizaría un poco la sinopsis oficial de esta novela. ¿Divertidísima? Yo no diría tanto. ¿Originalísima? Permíteme dudarlo. ¿Episodios disparados? No sé yo, me pregunto qué entiende Salamandra por disparatados. Sí que es cierto, sin embargo, ese tono entre cautivador y grotesco, ese paso de ternura a brutalidad en cuestión de líneas. Creo que ese es uno de sus grandes aciertos.

Sí que estoy también de acuerdo con esta crítica en Politiken:

Ramsland escribe como si fuera un camión de bomberos con la sirena puesta y a toda marcha

El ritmo de la novela es trepidante, y no es difícil mantenerse inmerso en la lectura. Una vez has entendido que Stinne y Signe son chicas, que Thorsten y Thor son personas diferentes pero Orejotas y Niels Junior son la misma, que los nombres largos e impronunciables suelen ser lugares y que hay continuos (y un tanto arbitrarios) saltos en el tiempo, empiezas a disfrutar de la novela. ¡A mí solo me llevó medio libro conseguirlo!

A pesar de ello, y aunque parece que la cultura escandinava nos queda muy lejos, si a Cabeza de perro le quitas todos elementos nórdicos te queda una simple historia familiar. Y no cualquiera, sino algo parecido a la maravillosa Las cenizas de Ángela. No a Cien años de soledad, o Hijos de la medianoche, como dice la contraportada, sino a de la familia de Frank McCourt.

Y solo por eso, bien merece una oportunidad.


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