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jueves, 20 de octubre de 2011

Descubriendo a Bastien Vivès (1)


-¿Te has preguntado alguna vez por qué cosas estás dispuesta a morir o cuales no abandonarás nunca?
-
- Dime.
- Estoy pensando.
El gusto del cloro, Bastien Vivès



Hace casi un año que leí mi primer Vivès, un cómic azul llamado El gusto del cloro. Con solo 24 años, este autor francés apareció en escena con una historia sobre el paulatino enamoramiento en el que cae un joven (así como el lector) hacia una nadadora. Hay pocos diálogos y pocos personajes, que se mueven en un solo escenario: una piscina. Lo que sí que hay es mucha agua, y la mitad de la escasa acción sumergida en ella. Y está todo tan bien hecho que al lector se le taponan los oídos, y nota el sabor a cloro en su boca.
Aunque me sentí fascinada por el talento de Vivès para captar y representar a la perfección el comportamiento de las personas, el comic me dejó un poco fría. Era perfecto en la forma, ¿pero tenía realmente fondo?

No volví a interesarme por este autor hasta hace unos días, cuando supe por casualidad que este año había publicado otro cómic, Polina. Sin embargo, antes que a por este último, me lancé a por el colorido Amistad estrecha, considerado por muchos críticos como el mejor del autor.

-        “Tienes que darle tiempo y volverá.
-        ¿De verdad crees que es cuestión de tiempo?”
Amistad estrecha, Bastien Vivès 

Lo leí a ciegas, sin ningún tipo de información previa ni condicionamiento, pero aún así no me gustó. Simplemente, porque no me lo creí. Creo que es por una diferencia fundamental de opiniones entre el autor y yo. Él cree que es cuestión de tiempo. Yo no. 


Y hasta aquí mi opinión sin spoilers. 


A los que lo hayaís leído, os animo a abrir el debate: ¿Estáis con Vivès o conmigo? A continuación mis argumentos (Cargadísimos de spoilers, aviso):





Ya desde el comienzo de la lectura de Amistad estrecha no dejaban de asaltarme preguntas: ¿Vivès  ha estado alguna vez en Italia? Si ha estado, ¿por qué sus personajes no parecen italianos? Si no ha estado, ¿Para qué te metes, Manolete? Y por último ¿Sabe Vivès  de lo que está hablando?

Hagamos un repaso de lo que ocurre en el comic. Chica guapa y chico feo tienen una profunda amistad que nadie entiende. Ella va pasando de guaperas en guaperas, de chasco en chasco, mientras él se come los mocos ve películas en la soledad de su habitación. Ella le utiliza como paño de lágrimas y él la mira con anhelo. Un momento, ¿pero eso no es de pagafantas de manual? Entonces me asaltan más dudas: ¿Vivès se está creyendo realmente que ahí hay una amistad o está escribiendo una historia cargada de ironía? A estas alturas estoy expectante, aunque sospecho que no me va a gustar la respuesta a esta pregunta.


Sigamos: La chica, entre guarreo y guarreo, se echa una especie de noviete. Hasta ahí bien. El conflicto empieza cuando el amigo desaparece de escena, y la chica guapa empieza a preguntarse si le habrá pasado algo. Ya respondo yo: Se ha cansado de esperar por ti y está pagafanteando a otra. Y bueno, así es, más o menos. Resulta que el chico feo ya no le hace caso porque se ha echado novia… lo que viene a confirmar mi teoría del pagafantas: la estrecha amistad que mantenía con la chica estaba basada en su esperanza de pillarla un día con la guardia baja. 
 
“…esperaba que hablase, pero estaba asfixiado, así que nos miramos mientras me salían los pulmones por la boca. Le pregunté si quería tomar una fanta un café.” 
   

Bruno en Amistad estrecha  
 
 
Y es más o menos en este punto donde Vivès arruina la historia. Porque tenía los ingredientes adecuados para hacer algo interesante, tirando por el camino de la Amistad Estrecha como ironía, mostrando una visión cínica de los intereses que subyacen en las relaciones interpersonales. En lugar de eso opta por la ciencia ficción, pues hace que la chica protagonista se muestre enamorada de ese amigo al que ha perdido. ¡Una chica guapa enamorada de su pagafantas! ¡Anda ya! Pero bueno, ¿dónde está la brillante reflexión sobre el eterno dilema de la amistad entre chico y chica que nos anunciaban en la contraportada? Igual es que sí que existía un sentimiento de amistad por parte de ella…
Ella decide entonces comentarselo a sus amigas, y ellas, en lugar de decirle:
 
“Claro, tía, era super obvio que haría eso. No era tu amigo, sólo estaba contigo para ver si con el tiempo, podía echarte un polvo”
 
Dicen:  

“Normal que ya no te llame, porque tiene novia. Así ya no tendreis esa relacion tan rara”.  

Y yo empiezo a creer que Vivès, en el fondo, no sabe nada de mujeres.  

Poco más... ¡Ah, sí! Tras sufrir la pertinente decepción amorosa, el pagafantas vuelve a brazos de su amiga. Ahora se han tornado los papeles y le toca a ella consolarle a él. Y SE ACUESTAN.  

A estas alturas ya no tengo sospechas, sino la certeza de que Vivès ha sido un pagafantas, y Amistad Estrecha es su homenaje particular a este colectivo. Con final de cuento de hadas incluido.
 
He aquí al autor. ¿A que ahora todo tiene más sentido?



A los que no lo habeís leído aún, os recomiendo la lectura de los dos comics. No son lo mejor que he leído, pero ambos son muy disfrutables.

(Más sobre los otros comics de Vivès en próximos post)

4 comentarios:

  1. La hostia, si es que por la foto el pagafantismo lo tiene escrito en la cara. Pagafantas y gafapasta, cruel existencia.

    No he leído el cómic (he llegado aquí buscando info sobre el Vivès este, que lo ponen como si fuera Hugo Pratt redivivo), así que no puedo aportar mi punto de vista, pero, desde luego, tiene tela la frasecita de las amigas. Por lo que dices, el chaval este quizá no es tan inepto y el cómic es sólo una fantasía lúbrica de cómo le gustaría que funcionaran las leyes del folleteo. Porque está claro que se ha basado en sus experiencias.

    Una pregunta, ¿cómo retrata al Bruno este?, ¿como un lameculos servil que quiere conseguir un arrumaco? Es que es curioso que en la mayoría de historias de este rollo de "amores" no correspondidos se muestra al tío desde el lado bueno. Como una víctima del amor. Como el amiguito que espera que ella tenga la epifanía y se dé cuenta de que lo ama. Y no como un cobarde que no tiene huevos ni se atreve a decir qué es lo que quiere ni qué es lo que desea. Creo que sólo Dave Cooper, en una historiera por ahí suelta, mostró a esta clase de pejotas con su verdadera naturaleza.

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  2. Pues lo cierto es que a Bruno se le muestra desde un punto de vista bastante positivo. De hecho, este patetismo del personaje que planteo es una lectura mía muy personal, basada en que no me creo lo que se me está contando. Lo mejor sin emabrgo, es que te lo leas, porque tampoco te va a quitar mucho tiempo.

    Por cierto, me has dejado intrigada con Dave Cooper, no había oído hablar de él antes. ¿Es un autor al que recomiendes?

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  3. Llego tarde quizá. No sé. Es igual. El caso es que como pagafantas que he sido, puedo decirte que este no es el caso de Bruno en el cómic. Él no es pagafantas, sino que ama profundamente a Francesca. Desde siempre. E intenta en su momento confesarle su amor con una carta. Pero ella valora lo hermoso de su amistad por encima del romance. Es así de estúpida. También lo ama, pero teme perder una cosa en favor de la otra, sin plantearse que se pueden tener las dos cosas; amor y amistad juntas. Y sexo, por qué no? El caso es que Bruno es tan sufrido que quiere estar ahí para ella en todo momento. Hasta que surge el imprevisto. Su corazón despierta de repente con una chispa de renovada vitalidad. Lástima que resulta un espejismo, quizá lastrado por el peso de su amor platónico. Ambos son unos cobardes. Ambos deberían darse una oportunidad. Y me gusta pensar que cuando los dos se sincronicen, con algo de tiempo, sucederá. Cuestión de madurez, creo. Lo malo, para mí; que el autor piense que un final triste y melancólico es el mejor final. El más memorable. Saludos.

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    1. Creo que estamos de acuerdo en más puntos de los que parece, pues mi definición de pagafantas es bastante amplia.

      Tengo el cómic un poco olvidado, pero recuerdo que la sensación que me dio fue que él la quería a ella, pero, aquí es donde difiero contigo, no era correspondido. Francesca no pensó en Bruno como novio/amante hasta que él no se convirtió en uno... pero de otra chica. ¿Descubrió en ese momento que siempre le había querido? ¿O se encaprichó de él porque no podía tenerle?

      Por otro lado, si ella consideraba que Bruno era su amigo y por miedo a perder esa amistad nunca dio pie a que pasara nada entre ellos, ¿Por qué no le duele que él deje de llamarla cuando se echa novia? Quizá esté siendo cínica, pero no veo el romance.

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